lunes, 5 de mayo de 2008

BATERIA DE LA ESTACION DEL NORTE (1874)


BATALLA DE FLORES DE BILBAO


BASILICA DE BEGOÑA (1.874)


EL CONSULADO DE BILBAO (I)


Desde siempre están probadas las relaciones entre las marinas vasca y la inglesa durante el Siglo XIV. Hubo diversos tratados suscritos por ambas partes, como los de Bayona de 16 de julio de 1309, el de Fuenterrabía de 1311 y la nueva tregua de Bayo­na de 1333, así como los episodios bélicos de la Exclusa en 1340, de Diñan en 1341 y de Guernesey en 1342.
En 1474 Eduardo IV de Inglaterra suscribió con mercaderes vizcaínos un acuerdo de mutuo interés comercial o «carta de protección» para los res­pectivos comerciantes.
Asimismo, los vascos mantuvieron estrechas relaciones mercantiles con Francia. Los marinos y comerciantes vascos estuvieron presentes en los Siglos XIV y XV en los puertos de la costa occidental francesa (Burdeos, Bayona, Nantes, La Róchele), así como en Normandía (Rúan) y otras zonas. Durante el período en que Bayona estuvo bajo la dominación ingle­sa, los contactos mercantiles y el tráfico con Bilbao, experimentaron alter­nativas en función de treguas y paces. Muy notables fueron las conexiones comerciales entre Bilbao y Nantes, donde hubo un barrio (la Fosa de Nan­tes), en que residían habitualmente castellanos y vascos. La «Cofrerie de la Contratation», fue la asociación de estos mercaderes hispanos en Nantes.
El tercer punto o zona de relación mercantil de Bilbao y Vizcaya con el ámbito atlántico nórdico, es el Condado de Mandes o los Países Bajos.
A lo largo de la Edad Media, Bilbao se constituyó en la plaza fuerte del comercio vasco, ya que si al principio del Siglo XIV es Bermeo la villa vizcaína que ofrece la vitalidad mercantil y marinera más des­tacada, constituyendo las Ordenanzas de su Cofradía de 1353 (con sus 82 Capítulos) un verdadero Código náutico de inapreciable valor, poco a poco esta actividad se desplaza a Bilbao que goza de privilegios de villa desde el año 1300 y disfruta de mejores comunicaciones con Castilla, llegando a ser, su población y la ría, la capital y centro comercial de Vizcaya.
No tiene nada de extraño que Bilbao fuese antes Puerto que Villa, ya que su privilegiada situación geográfica le ser­vía como asentamiento idóneo para todo tipo de actividades marítimas
Es preciso señalar que en la Carta Puebla de fundación de la Villa de Bil­bao de 15 de junio de 1300, otorgada por el Señor de Bizkaia, D. Diego López de Haro, el asentamiento tiene lugar en un paraje conocido como Puerto de Bilbao, y el Municipio tiene plena jurisdicción sobre el Canal y la Ría.
En 1310, en la carta puebla otorgada por Dña. María Díaz de Haro, en la segunda fundación de Bilbao, se vuelve a insistir en la idea del uso exclusi­vo de la ría por parte del Municipio.

Para regular y defender las citadas actividades industriales y mercantiles, surgen las Cofradías de Mareantes y Mercaderes, de las que existe constan­cia a partir de 1379 y que en ocasiones se agrupan en Federaciones, que tienen un papel destacado, entre otros, en la formación de flotas para la defensa de nuestras costas y tráfico mercantil, llegándose a la firma de dife­rentes tratados con los otros pueblos establecidos en toda la extensión de la Bahía de Bizkaia, de Bretaña a Galicia, así como con ingleses y flamen­cos.
Los hombres de mar, mercaderes e industriales vascos, gozaban por tanto de fortaleza y posición adecuadas para aprovechar los beneficios económi­cos de la Revolución Mercantil operada en los Siglos XV y XVI.

viernes, 2 de mayo de 2008

BASILICA DE BEGOÑA


BARRIO DE LA PEÑA


AYUNTAMIENTO


LAS CASAS TORRE DE LA VILLA

El núcleo de la villa , rodeada de murallas, torres y portales, estaba constituido por siete calles perpendiculares a la ría, que era por donde empezaban, y terminaban en (o hacia) el Portal de Zamudio, en las laderas de Begoña.

Calle Somera
A su entrada la torre de Tristán de Leguizamón, y, a su final, próxima al Portal de Zamudio, la torre de Domingo Ortiz de Zornoza.
Calle Artecalle
A su entrada la torre de Zubialdea, en donde se alojaron los reyes Fernando e Isabel, cuando vinieron a jurar los Fueros en 1.476 y 1.483, respectivamente.
Calle Tendería
A su entrada la torre de Juan de Arbolancha. En 1.483 y en el Portal de la calle Tendería, sobre la Ribera, juró Isabel la Católica los Fueros de Vizcaya, vestida de aldeana.
Calle Belosticalle
A su entrada la torre de Martín Sáez de Güemes.
Calle Carnicería Vieja
A su entrada las torres de Diego de Echévarri y Martín Pérez de Marquina. En esta calle se estableció el primer matadero de la Villa. Pasó a denominarse Carnicería Vieja, cuando se construyó el nuevo matadero en las proximidades del Portal de Zamudio.
Calle Barrencalle
En esta calle estuvo la torre de los Barrondo, en la que fue criada Juana de Aragón, hija natural de la bilbaína Toda de Larrea y de Fernando el Católico. Cuando, años después, la reina Isabel la Católica supo del asunto, ocurrido con motivo de la visita de Fernando para jurar los Fueros, envió al contador Quintana a recoger a la niña, que ingresó en un Convento y llegó a ser la abadesa del de Madrigal de las Altas Torres, en Ávila, localidad en la que nació la reina Isabel.
Calle Barrencalle Barrena
Esta calle, la última de las siete, estaba situada junto a la ría y separada de la misma por la muralla con sus varias torres de Pero de Novia, Martín Pérez de Arbolancha, Juan Pérez de Arbieto y Salazar.

Cerrando la muralla y en dirección al Portal de Zamudio, se encontraban las torres de Martín López de Zurbaran y de San Miguel o Larrínaga, esta última a la altura de los muros de la iglesia de Santiago.

jueves, 1 de mayo de 2008

BARRIO DE LA PEÑA


ASTILLEROS EUSKALDUNA


AYUNTAMIENTO (1.903)


EL CASCO VIEJO (y VI)

El crecimiento se prolongo durante buena parte del siglo XVI, como prueban los 4000 ducados destinados en 1528 a ampliar aún más el ensanche por el Arenal.

Pero esta imagen optimista, expansiva, se vería bruscamente cortada en la madrugada del 9 de noviembre de 1571, cuando un pavoroso arrasó toda la ciudad. Cuando pocos días después el concejo valoró los daños, los estimó en la astronómica cifra de 1.500.000 ducados. La catástrofe serviría para ajustar algunos de los males que arrastraba la villa desde sus orígenes. Se aprovecho entonces para regularizar los viales, alineando las construcciones y dando más anchura a las calles (15 codos o 6.75 metros) a fin de dificultar la propagación del fuego, aunque esta previsión se vio siempre limitada por el hecho de que la mayor parte de las casas volvieron a ser reconstruidas con madera.
Además se trato trató de recuperar algo de espacio intramuros. Asi se adquirieron algunos solares a fin de dar mayor amplitud a la plazuela de Santiago y se abrió un cantón en Somera.

En los siglos posteriores el trazado general de la ciudad apenas cambiaría. Lo más destacable sería la progresiva sustitución, durante los siglos XVII y XVIII, de los andamios de la plaza por las arquerías de obra que aún hoy dan a la ribera su peculiar imagen (aunque sólo unos pocos de los arcos actuales corresponden a aquella época, debiéndose el resto a reconstrucciones posteriores).
Por su parte, el ensanche en dirección al Arenal fue densificándose hasta rematar, en el primer tercio del siglo XIX, con la construcción de la Plaza Nueva, mientras que se lleva a cabo el Plan Loredo de 1.785 que planta las raices, debido al agobio urbanistico, de un futuro ensanche al otro lado de la ria.

El Casco Viejo bilbaíno adquiere así una fisonomía que apenas ha cambiado hasta nuestros días. Estas últimas transformaciones no afectaron de forma directa a la iglesia de Santiago, pero sí en cuanto a su ubicación relativa en el marco de la ciudad. En 1300 el templo ocupaba un extremo del recién nacido casco urbano, casi podríamos decir que quedaba fuera de él. Era entonces uno de los elementos sobre los que pivotaba la villa. Pero sólo un siglo más tarde había perdido este protagonismo, y poco a poco fue engullido por las casas. Sin embargo, a lo largo de los años los ensanches han duplicado la superficie de aquel casco antiguo, y hoy la iglesia de Santiago ocupa aproximadamente su centro.
La posición es la óptima para que Santiago y el Casco Viejo vuelvan a ser el corazón de Bilbao.

miércoles, 30 de abril de 2008

BAR CARABANCHEL


BANCO DE ESPAÑA


AYUNTAMIENTO


EL CASCO VIEJO (V)

En los años siguientes se intensifican las tendencias de la fase anterior.
Se incrementa el peso específico de la plaza-puerto y la necesidad de ganar nuevos espacios.
En 1463 se nombraban mayordomos que dirigiesen las obras de reparación de los muelles. Además, el puerto se individualizó mediante la construcción de unos muros que cerraban sus laterales, y en los que se abrían sendos portales: el de Ibeni, mencionado por vez primera en 1509, y el que estaba junto a la torre de Martín de Arbolancha. Este renovado espacio se prosiguió con la concentración de los servicios de la villa.

En las inmediaciones de la plaza, aunque ya extramuros, se levantaran otras construcciones de servicio.
Así, en Ibeni el hospital de los Santos Juanes pasó a sustituir desde 1477 al hospital viejo, situado en el Mercado Viejo. Se mantuvieron, sin embargo, otros pequeños hospitales, como el de San Lázaro, en el arrabal de San Nicolás, que existía al menos en 1445, o la "bastarda" (casilla de servicio) que en 1509 servía en Barrencalle para acoger algunos menesterosos.
A pocos metros estaba la alberca, que tomaba agua del manantial de Basondo.
Sólo uno de los servicios principales de la villa se mantuvo en el entorno de la iglesia: la cárcel. No sabemos si existía con anterioridad, pero en 1463 el concejo desalojó a Martín Saez de Oiquina de la "casa torre torrejon de sobre el portal de Çamudio" que era propiedad municipal y la convirtió en cárcel.

Pero Bilbao no sólo necesitaba dotarse de unos servicios adecuados a sus dimensiones. Bilbao necesitaba crecer.
Las siete calles apenas daban abasto para acoger la creciente población de la villa. Así, en 1463 se solicitaba autorización para "ensanchar la villa desde Sant Nicolas por la bega adelante". Y veinte años más tarde se repetía la petición, aunque esta vez el ensanche sería por las calles Santa María, Bidebarrieta y Correo (posiblemente entonces se abriría el portal de El Arenal). A partir de entonces el crecimiento fue intenso.
En 1496 se recordaba que se estaban haciendo casas en los arrabales de San Nicolás e Ibeni, siendo preciso ordenar que no se extrajera arena para hacer cal de el Arenal, San Nicolás e Ibeni, ya que el suelo de estos espacios "se dapnaba e astragaba".
En 1509 la Calle Nueva (Bidebarrieta) estaba configurada.
Intramuros también se apuraban los espacios libres. El Mercado Viejo era definitivamente absorbido, primero por el claustro de Santiago cuya construcción se iniciaría en la primera década del siglo XVI, y después por las casas allí levantadas al menos desde 1509, y que terminarían por convertirse en las irregulares manzanas que hoy se alzan entre la plazuela de Santiago y la calle Torre y entre las Calles Cruz y Cinturería.
Éste era el Bilbao que se abría al mundo moderno. La parte principal de la ciudad seguía dentro de las murallas, con casas apretadas dominadas por un buen número de torres, sin más espacio libre que la plazuela de Santiago. La iglesia, de hecho, estaba (y sigue estando) ahogada entre las casas.

Pero mientras el interior se saturaba la villa se abría cada vez más al exterior a través de unos arrabales y ensanches en constante crecimiento. El centro neurálgico de Bilbao era la plaza-mercado-puerto. Allí confluían las recuas de mulas que portaban la lana castellana con los barcos de todo origen y carga.
En la plaza se hacían los grandes intercambios, pero también los menudos, que ocupaban a las regatonas locales. Desde allí se dirigía la administración de la villa
Y a finales del siglo XV se derriban las murallas que rodeaban a las "Siete Calles" y la Villa comienza a ampliarse hacia un gran Arenal que llegaba hasta lo que es hoy la Plaza Nueva.

martes, 29 de abril de 2008

CAMINO DE DEUSTO (Avda. de las Universidades?)


AUTOBUS BILBAO-ASUA


ASTILLEROS MENDIGUREN (en Olabeaga)


EL CASCO VIEJO (IV)


En 1379 se iniciaba la ampliación de la iglesia de Santiago. Esta extensión del templo obligo al derribo de algunas casas. Ello explica que las manzanas situadas entre Carnicería y Pesquería (Belosticalle) y entre ésta última y Tendería sean más cortas que sus paralelas en otras calles, y además la primera remate de forma irregular. Y lo mismo puede decirse del bloque entre el final de Tendería (hoy incluido en la calle La Cruz) y Francos (Artecalle), con una silueta triangular evidentemente adaptada al volumen de la iglesia.
Éste crecimiento también absorbería una parte de la plaza del mercado originando el desplazamiento del centro de actividad de la villa. Si en 1379 la plaza era denominada sencillamente Mercado, lo que implica que era el único existente, en 1402 se hablaba ya de Mercado Viejo, lo que implica que para entonces existía ya un Mercado Nuevo. Este no era otro que el puerto, pronto calificado en los documentos como Plaza Mayor.
Esta modificación reflejaba un cambio sustancial en la organización de Bilbao. Hasta entonces el tándem puerto-iglesia había estado dominado por ésta. La nueva plaza no se contentó con monopolizar las actividades económicas. En 1419 estaba ya allí la picota, signo de la justicia concejil.
El ayuntamiento empezó a reunirse allí siendo la primera referencia de 1434, pero ya se hacía con anterioridad, y al menos desde 1455 ocupaba una "casa nueba" (curiosamente propiedad de la iglesia de Santiago).
En 1443 se abría al culto el templo de San Antón, alzado sobre el solar del desaparecido alcázar. Así pues, las funciones administrativas y parte de las religiosas también se desplazaban a la ribera, aunque Santiago seguiría siendo la parroquia matriz y en ella se celebrarían siempre los actos más solemnes.
Paralelamente la población de Bilbao seguía creciendo, y se hacía preciso ganar espacio habitable. En 1402, al tiempo que se reformaban los muelles (signo de la importancia del puerto), se construían algunas casas en la plaza. En la Plaza Mayor las torres no sólo alcanzaron la muralla, sino que la sobrepasaron mediante cuerpos volados aparejados en madera (los "andamios"), que se documentan ya en 1458. Más tarde estas estructuras darían paso a otras de obra, muy pesadas, que necesitarían de unos soportes pétreos. Nacían así las arcadas de la ribera.
En 1440 se solicitaba permiso para abrir un nuevo portal en la muralla: posiblemente fue el de San Miguel (Portal Nuevo) o más sencillamente el inicio de la actual calle de Bidebarrieta. Para 1450 existía otra puerta más, la de Santa María, hacia la calle de este nombre.
Intramuros se buscaban nuevos solares, que en parte fueron proporcionados por la decadencia del Mercado Viejo. En 1463 ya se contabilizan 27 vecinos "en la asera del Portal Nuevo", es decir, en la actual plazuela de Santiago, adosadas a la muralla, posiblemente entre el portal y Barrencalle Barrena. Pero ya se pensaba en los futuros ensanches extramuros.
Así se llegaría a los diez portales que tenía la villa en 1464, a cuyos guardianes se pagaba 50 maravedis anuales, que en el caso del portal de Zamudio, el principal, subían a 100. El salto al otro lado de las murallas estaba ya preparado