jueves, 24 de abril de 2008
SEGUNDA CARTA PUEBLA: LA REFUNDACION
La Junta General de Vizcaya de 1.307 reconoció a Doña María Diaz de Haro I como Señora de Vizcaya, cuando fallecio su tío Don Diego Lopez de Haro V “El Intruso”, que murió en Algeciras en 1.310.
En su primer gobierno que duró de 1.310 a 1.322 (ya que tuvo un segundo gobierno entre los años 1.326 y 1.334) y con fecha de 25 de junio de 1310, Doña María Díaz de Haro I, sobrina de Don Diego Lopez de Haro, otorgaría la segunda Carta-Puebla, confirmación de la del 15 de junio de 1.300 otorgada por su tio.
Hay quien dice que doña María fundó de nuevo la Villa de Bilbao, como si la primera fundación no hubiese sucedido, por su enfrentamiento, en cuanto a los derechos sucesorios, con su tío don Diego, de quien no reconocía sus actuaciones políticas.
Esta nueva Carta-Puebla reconocía, por supuesto, todos los privilegios anteriores y añadía:
“Mando……. que ninguno sea osado de tener compra ni venta ni regatería ninguna en todo el camino que va de Areta hasta la Villa de Bilbao”.
Con ello, Bilbao unía a sus privilegios en el tráfico marítimo, el monopolio del comercio en un amplio territorio debiendo pasar el camino de Orduña a Bermeo obligatoriamente por Bilbao haciendo de la Villa el principal enclave mercantil del Señorío de Vizcaya.
En su primer gobierno que duró de 1.310 a 1.322 (ya que tuvo un segundo gobierno entre los años 1.326 y 1.334) y con fecha de 25 de junio de 1310, Doña María Díaz de Haro I, sobrina de Don Diego Lopez de Haro, otorgaría la segunda Carta-Puebla, confirmación de la del 15 de junio de 1.300 otorgada por su tio.
Hay quien dice que doña María fundó de nuevo la Villa de Bilbao, como si la primera fundación no hubiese sucedido, por su enfrentamiento, en cuanto a los derechos sucesorios, con su tío don Diego, de quien no reconocía sus actuaciones políticas.
Esta nueva Carta-Puebla reconocía, por supuesto, todos los privilegios anteriores y añadía:
“Mando……. que ninguno sea osado de tener compra ni venta ni regatería ninguna en todo el camino que va de Areta hasta la Villa de Bilbao”.
Con ello, Bilbao unía a sus privilegios en el tráfico marítimo, el monopolio del comercio en un amplio territorio debiendo pasar el camino de Orduña a Bermeo obligatoriamente por Bilbao haciendo de la Villa el principal enclave mercantil del Señorío de Vizcaya.
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