sábado, 17 de mayo de 2008

PASEO DE LOS CAÑOS


PARQUE DE DOÑA CASILDA


SAN ANTON


IGLESIA DE SAN ANTON (I)

La Iglesia de San Antón, denominación popular de San Antonio Abad, que es su advocación precisa, es un templo gotico de finales del siglo XV. Su historia y ubicación, a orillas de la Ría de Bilbao, junto al Puente del mismo nombre, el Mercado de la Ribera y anteriormente el viejo Ayuntamiento, en pleno Casco Viejo, le convierten en el más popular templo bilbaíno, hasta el punto de que aparece retratado en el escudo de la villa.

Casi 300 años antes de levantarse la iglesia ya existía en el mismo solar una lonja o almacén de mercancías fluviales. Cuando en 1300 Don Diego López V de Haro, undécimo Señor de Vizcaya, otorgó Carta Puebla a los pobladores de la ribera del río Ibaizábal, la antigua lonja fue incorporada al recinto urbano recién creado
Alfonso XI, el Justiciero, rey de Castilla y León (1.312-1.350), invadió con sus tropas el Señorío de Vizcaya, entrando en la Villa y, con el fin de consolidar su posición, comenzó a levantar, en 1.312, un alcázar sobre el almacen de mercancias fluviales, junto al puente gótico que unía las dos pueblas (la ferrona y la marinera), con las que, en 1.300, Diego López de Haro fundó la Villa de Bilbao.
Al ajustarse una paz entre la Corona y el Señorío, posiblemente antes de lo previsto, la fortaleza fue devuelta a la Villa sin concluir las obras y el Concejo acordó su inmediata demolición y, al mismo tiempo, la construcción, en ese mismo siglo XIV, de un templo extramuros que sirviera para la atención espiritual de la población allende el Puente y el arrabal de Ibeni.
A propósito de lo que hemos denominado “templo extramuros”, conviene recordar que en las obras de restauración integral de la Iglesia (años 1.996 a 2.003), se descubrió (Junio 2.002) un imponente muro de 2 metros de anchura, que se adapta al lecho rocoso, rodeando la llamada roca de Atxuri, y que, al parecer, enlaza con el lienzo de la muralla que procede de la calle Ronda (esto puede probar que el templo no quedaba fuera de la ciudad amurallada).
Tal templo extramuros empezó a construirse en 1.366 en el mismo solar, por supuesto, que ocupó el alcázar. Era de una sola nave de planta rectangular y cubierta abovedada. La primera misa se celebró el día 5 de agosto de 1.433, festividad de Nuestra Señora de las Nieves, con el templo totalmente terminado. Sin embargo, este primer templo, conforme al estudio de lo visto tras las obras de restauración integral ya citadas, tuvo una corta vida por problemas de construcción y apenas pudo mantenerse abierta 50 años, durante el siglo XV.

80 INDIGENTES SOBREVIVEN A LA INTEMPERIE


En su mayoría no responden al estereotipo clásico del mendigo, pero sí a un denominador común: la calle. Ya no se les identifica como los 'sin techo'. Ahora, están en situación de exclusión residencial. Más de 80 personas viven y duermen a diario a la intemperie en Bilbao cobijados en edificios abandonados, portales, parroquias o galerías comerciales. Lugares que se han convertido en una alternativa para personas que carecen de domicilio fijo y que no pueden, por falta de plazas, o no quieren acceder a una de las cerca de 140 camas de acogida que ofertan durante todo el año cuatro albergues de la ciudad (Elejabarri, Lagun Artean, Hontza y Centro de Noche de Baja exigencia). «No disponer de una casa es una de las manifestaciones más claras de exclusión social», asegura el concejal de Acción Social del Ayuntamiento de Bilbao, Ricardo Barkala.
Un equipo realiza periódicamente un informe, «un 'ecomapa'», para determinar y conocer la evolución del número y la situación de las personas que viven a la intemperie en Bilbao. La radiografía es compleja. «Hablando de números, ya no es habitual, aunque todavía los hay, encontrar en la calle a gente mayor, con problemas de alcohol, con enfermedades mentales y una deficiente higiene personal, como se podía ver hace unos años», asegura el director del albergue municipal de Elejabarri, Txema Duque. «Ahora, nos enfrentamos a personas que están de paso en la ciudad, muchas de ellas inmigrantes, que están aquí una temporada y se van», destaca, por su parte, Ricardo Barkala.
Es en la temporada invernal, sobre todo, cuando los responsables municipales aprecian una mayor fluctuación del colectivo, «quizá, porque el tiempo es aquí más benévolo que en el interior», explica el responsable de área.
El inacabado tanatorio de Basurto, que aspira en un futuro a convertirse en un aparcamiento en el caso de que su propietaria, la compañía privada Funespaña, llegue a un acuerdo con el Ayuntamiento de Bilbao, y el puente de la autopista en Elejabarri son los puntos neurálgicos más utilizados por los indigentes.
Según datos del 'ecomapa' de la primera quincena del pasado mes de abril, el equipo municipal de intervención «localizó» a 81 personas «viviendo en la calle». Por distritos, Basurto-Zorroza, con un censo de 27 personas, encabezaba el ranking de ocupación y el esqueleto de hormigón del tanatorio daba cobijo a 19. En segundo lugar, se situaba Rekalde con 24, de los que 16 pernoctaban bajo el puente de la A-8. Abando acogía a 13, repartidos en su mayoría entre en el puente del Sagrado Corazón y las galerías Isalo, en Ercilla.
Por su parte, La Merced, con siete, era el punto de reunión en la zona vieja de Bilbao; mientras que Garamendi albergaba a los 6 indigentes detectados en Begoña. El Camino Morgan, en Deusto; y el jardín de la estación de Zumalacárregui, en Uribarri, con un censo mínimo, de una persona en cada una de las zonas, ocupaban los últimos puestos del mapa elaborado por el Ayuntamiento. El único distrito que dio negativo esta quincena en el 'ecomapa' fue el de Otxarkoaga-Txurdinaga, con cero registros.
Gente difícil
Algunos de estos grupos han abandonado ya sus asentamientos. En concreto, los jornaleros que «acampaban» bajo el puente de la A-8. Sin embargo, desde el área de Acción Social se reconoce la existencia de un grupo fijo, «de unas 25 personas», que llevan tiempo en las calles de Bilbao, y aseguran que se trata «de la gente más difícil». «En torno al 70% lo hace porque le gusta vivir en la calle», asegura Barkala. «Es muy difícil contactar con ellos. Les visitas, hablas, tratas de establecer una relación verbal, les animas que vayan a ducharse... y así y todo, prefieren continuar en esta situación», añade.
Para que uno de estos marginados acceda a la red de servicios que oferta el Ayuntamiento se necesita de mucha paciencia y, «ser muy constante». Los educadores de calle aseguran que los éxitos llegan «en forma de goteo», y que «haciendo un trabajo durante mucho tiempo», se logra su realojo. «El pasado día 1 de mayo, precisamente, conseguimos que una de las personas que más tiempo llevaba viviendo en las calles de Bilbao entrase en el albergue de Elejabarri, y esto, para nosotros, constituye un gran logro», afirma Txema Duque.
Otros no tienen tanta suerte. Ayer, precisamente, la plataforma 'BesteBi', junto a otras asociaciones contra la exclusión residencial y a favor de las personas 'sin hogar', recordaron durante quince minutos a Omar B., un joven argelino de 26 años en exclusión residencial cuyo cadáver fue encontrado ahogado en la ría. La plataforma denunció que seis personas han fallecido en los últimos 12 meses en Vizcaya, «lo que supone la tercera parte de las muertes de este tipo ocurridas en España en este mismo periodo».