lunes, 13 de octubre de 2008

PASEO DEL ARENAL

PARQUE DE DOÑA CASILDA

MUELLES DE LA RIA

JOSE DE MAZARREDO (IV)


“Ningún ramo de la marina militar se ocultó a su inteligencia y a su celo”

Dio un gran impulso a la enseñanza con ocasión de ejercer las funciones de capitán de las tres compañías de guardiamarinas, las e El Ferrol, Cádiz y Cartagena.
“Apenas hubo por entonces expediciones científicas, que no fuese a propuesta suya, o a conveniencia de sus informe” , una de ellas la del año de 1.791, de Churruca, a levantar las costas de las Antillas y Costa Firme.
En el verano del año de 1.785, recibió el encargo de realizar por el Mediterráneo un crucero de estudio práctico, comparativo entre la construcción británica y la francesa, para tal efecto se formó una escuadra compuesta de el navío San Ildefonso, sobre cuyos gálibos había ya informado y la fragata Brígida del tipo británico, y del navío San Juan Nepomuceno y la fragata Casilda del tipo francés.
Esta campaña duró un año y no se publicaron, desgraciadamente, sus resultados.
Solamente se conserva la memoria: “informe sobre construcción de navíos y fragatas”..
Pasó seguidamente a Argel en comisión diplomática, para negociar la paz con la Regencia, a la que se le forzó por los bombardeos de las lanchas cañoneras y bombarderas de don Antonio Barceló.
En el año de 1.789 fue ascendido a teniente general y estuvo algún tiempo en Madrid, dedicado a la redacción de las "Ordenanzas", auxiliado por su inseparable ayudante el capitán de navío Escaño.
Interrumpió esta tarea al ser nombrado segundo jefe de una escuadra mandada por el marqués del Socorro; embarcó en Cádiz arbolando su insignia en el navío Conde de Regla, pasando después al navío San Hermenegildo.
Con esta escuadra, en una ocasión salió en persecución de una británica hasta el cabo de Finisterre, quedando después cruzando por aquellas aguas, hasta que se firmó la paz con el Reino Unido de la Gran Bretaña.
De regreso a Madrid en el mes de abril de 1.791 y con ello, con su acierto y constancia acostumbradas, a su tarea de redacción de las “Ordenanzas”, auxiliado de nuevo por su brazo derecho, Escaño, terminándolas en el año de 1.793, siendo recompensado por el Rey con una encomienda de la Orden Militar de Santiago.
En el año de 1.795, en guerra con la república francesa, tomó el mando en Cádiz de una escuadra, que debía de unirse a la de don Juan de Lángara, que operaba en el Mediterráneo.
Pasó después a mandar esta escuadra, al ser nombrado Lángara capitán general del departamento de Cádiz.
Sus diferencias con el ministro don Pedro Varela, al cesar en el cargo el bailío Valdés, considerando Mazarredo que no se atendía debidamente a los buques, y el haberse negado a ampliar los informes expuesto en circunstancias anteriores, como pretendía Varela, para acusar a Valdés de mala administración, le llevó a tener que presentar la dimisión de su mando, dimisión que fue aceptada, siendo destinado a El Ferrol, con prohibición expresa de pasar a la corte.
Fruto en parte de la imprevisión del gobierno y también del poco acierto del nuevo almirante, el general don José de Córdova, fue el desgraciado combate del catorce de febrero de 1.797 en el cabo de San Vicente, contra una escuadra británica.
Después del combate fue designado sucesor de Córdova, el anciano general Borja; pero por fortuna los capitanes de fragata Espinosa, Fernández de Navarrete y Salaza, se aventuraron a pedir audiencia a la Reina y deshicieron el error, en el real ánimo, de que Mazarredo tenía trastornado el juicio y expusieron el estado del anciano Borja.
La Reina acudió al Rey, se dio orden de detener al correo y se nombró a Mazarredo para el mando de la escuadra.

EDUCACION PROHIBE A UN INSTITUTO BILBAINO DAR GIMNASIA A PERSONAS AJENAS AL CENTRO

El Gobierno vasco ha tenido que mediar en un conflicto de intereses: de un gimnasio afectado por competencia desleal y de algunos vecinos de Zorroza que estaban «encantados» de recibir clases de artes marciales y gimnasia de mantenimiento «a mitad de precio» en el instituto de Zorroza. Finalmente, la Delegación Territorial de Vizcaya ha prohibido a un particular que imparta estos cursos a personas ajenas al centro, decisión que será, probablemente, recurrida por el afectado, según confirmó un portavoz de Educación del Gobierno vasco.
El conflicto viene de lejos. El profesional al que ahora se impide dar gimnasia en el centro de enseñanza secundaria fue socio del dueño del gimnasio situado a unos 200 metros de distancia al que arrebataba clientes. Este le denunció por competencia desleal: alegaba que mientras él tenía que pagar impuestos, el otro monitor podía rebajar de forma notable el precio de las clases porque el local público «lo pagamos todos». Los tribunales le dieron la razón. El Juzgado de Primera Instancia número 10 de Bilbao condenó en febrero de 2002 a la asociación de padres, que organizaba los cursos, le obligó a cesar de inmediato la actividad y a indemnizar con 6.000 euros al negocio perjudicado.
«Inequívoco fin social»
Las clases, a las que asistían alumnos, padres y vecinos de Zorroza, continuaron hasta este curso en que la Asociación de Madres y Padres (AMPA) dejó de avalar esta actividad extraescolar, y fue el profesor de artes marciales y gimnasia quien solicitó personalmente la autorización para seguir impartiendo clases en el instituto. Un decreto que entró en vigor el pasado mayo regula el uso de instalaciones públicas y excluye toda actividad no supeditada al funcionamiento ordinario del centro que no tenga un «inequívoco fin social», lo que deja fuera iniciativas «lucrativas», tanto de carácter «privado como familiar».
Además, a partir de ahora, el uso de estos locales deberá contar con la autorización no sólo del centro, sino del delegado territorial de Educación, que en este caso la ha denegado. «El instituto lo puede usar todo el barrio de Zorroza para hacer deporte, jugar al fútbol..., pero no para ganar dinero». Educación sabe que es un «tema delicado», porque la «gente estaba contentísima», pero entraba «en colisión con el derecho de otro gimnasio».