sábado, 10 de mayo de 2008
EL CONCEJO Y LAS LUCHAS POR EL PODER (II)
El comercio se había implantado como fuente principal de riqueza en Bilbao. Si hasta entonces se daban circunstancias de bandidaje o piratería, a partir de ahora a tales conductas se impondrá las penas más graves.
La hostilidad de los linajes hacia la villa se verá sustituida por las disputas de las anteiglesias vecinas de Bilbao contra la misma. Uno de los motivos era la gran extensión dada a la jurisdicción de Bilbao, que se extendía sobre terrenos pertenecientes a aquellas, mucho más allá del casco urbano de la población. Otra causa era el privilegio exclusivo de comerciar (relativo a mercados, carga y descarga) que tenía a lo largo de toda la ría, lo que motivaba que todo el tráfico de mercancías de la zona se dirigiese en su totalidad a Bilbao.
Asi en 1.442 los bilbaínos serán derrotados por los baracaldeses en Retuerto y Landaburu.
Ese mismo año la villa sufre un incendio y cinco años después una gran inundación, que se repetirá otros cinco años más tarde. Sin embargo, los habitantes de la villa siempre la reconstruyen.
En 1.452 se redactan de una manera completa los Fueros de Vizcaya, recogiendo fielmente los usos y las costumbres existentes. Era un ordenamiento jurídico completo, que hoy se conoce con el nombre del Fuero Viejo de Vizcaya.
Hasta 1.458 no se solucionará, si bien parcialmente, la situación con un convenio entre Bilbao y las anteiglesias de Arrigorriaga, Baracaldo, Abando y Zarátamo.
Aunque el período que sigue será casi tan rudo como el anterior. Según las crónicas, se trata de una época de “...oposiciones, fuerzas é robos é otros desaguisados.”
La villa se integra en las Hermandades o agrupaciones de defensa formadas dentro del Señorío. Sin embargo, un hecho sí que había cambiado con respecto al período anterior y es que puede decirse ya que Bilbao es la población más importante de toda Bizkaia y la que recoge la casi totalidad de su tráfico mercantil.
Y, cómo no, la actividad del Concejo continúa. En 1.463 adquiere diversas propiedades en la villa y ordena la instalación de un reloj en la torre de San Antón. También se fija la obligación que tenían todos los vecinos de acudir a las obras públicas en caso de necesidad o desgracia.
La hostilidad de los linajes hacia la villa se verá sustituida por las disputas de las anteiglesias vecinas de Bilbao contra la misma. Uno de los motivos era la gran extensión dada a la jurisdicción de Bilbao, que se extendía sobre terrenos pertenecientes a aquellas, mucho más allá del casco urbano de la población. Otra causa era el privilegio exclusivo de comerciar (relativo a mercados, carga y descarga) que tenía a lo largo de toda la ría, lo que motivaba que todo el tráfico de mercancías de la zona se dirigiese en su totalidad a Bilbao.
Asi en 1.442 los bilbaínos serán derrotados por los baracaldeses en Retuerto y Landaburu.
Ese mismo año la villa sufre un incendio y cinco años después una gran inundación, que se repetirá otros cinco años más tarde. Sin embargo, los habitantes de la villa siempre la reconstruyen.
En 1.452 se redactan de una manera completa los Fueros de Vizcaya, recogiendo fielmente los usos y las costumbres existentes. Era un ordenamiento jurídico completo, que hoy se conoce con el nombre del Fuero Viejo de Vizcaya.
Hasta 1.458 no se solucionará, si bien parcialmente, la situación con un convenio entre Bilbao y las anteiglesias de Arrigorriaga, Baracaldo, Abando y Zarátamo.
Aunque el período que sigue será casi tan rudo como el anterior. Según las crónicas, se trata de una época de “...oposiciones, fuerzas é robos é otros desaguisados.”
La villa se integra en las Hermandades o agrupaciones de defensa formadas dentro del Señorío. Sin embargo, un hecho sí que había cambiado con respecto al período anterior y es que puede decirse ya que Bilbao es la población más importante de toda Bizkaia y la que recoge la casi totalidad de su tráfico mercantil.
Y, cómo no, la actividad del Concejo continúa. En 1.463 adquiere diversas propiedades en la villa y ordena la instalación de un reloj en la torre de San Antón. También se fija la obligación que tenían todos los vecinos de acudir a las obras públicas en caso de necesidad o desgracia.
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