lunes, 6 de octubre de 2008
JOSE DE MAZARREDO (I)
Nació en Bilbao el ocho de marzo del año de 1.745.
Muy joven sentó plaza de guardiamarina en el departamento de Cádiz. y en este empleo embarcó en el chambequín Andaluz, al mando del capitán de fragata don Francisco de Vera.
En este buque ya se distinguió en la mar, como antes lo había hecho en los estudios, pues en la noche del día trece de abril del año de 1.761, impidió que el buque se estrellase contra las Salinas de la Mata, “por sus acertadas disposiciones y por su firmeza en sostenerlas contra el dictamen de hombres prácticos en la mar, y por su osadía en embarcarse de noche en medio de un fuerte temporal en un pequeño bote, a recoger la lancha perdida y ver de salvar el buque, logró al menos sacar a salvo toda la tripulación de trescientos hombres” dice Fernández de Navarrete.
A los doce años de servicios, por el buen concepto en que le tenían sus superiores, fue nombrado ayudante de la mayoría del departamento de Cartagena.
En el año de 1.772, queriendo mejorar sus conocimientos e incrementar su práctica, pidió embarcar en la fragata Venus, que al mando de don Juan de Lángara, había de salir para las Filipinas. Ayudaba al comandante, llevando prolijo diario de navegación con todas las incidencias y observaciones.
No obstante lo detallado del diario, la situación se llevaba únicamente por estima, mejorada ésta tan sólo con la latitud observada por diferentes métodos usados en la época.
Mazarredo recordaba unas tablas que había visto en cierta ocasión, en el año de 1.767, en una gaceta británica y que no pudo adquirir en Gibraltar, a pesar de las diligencias que efectuó desde Cádiz.
Estando navegando el día trece de febrero, en una espléndida noche de luna, casi en cuarto creciente, pocos días antes de llegar a al cabo de Buena Esperanza, Mazarredo se fijó en lo bien que destacaban las estrella; la luna estaba cerca de Aldebarán.Tuvo de pronto la idea de que podía obtenerse la longitud por distancia de la Luna a una estrella.
Entre él, Ruiz de Apodaca que estaba de guardia y el comandante Lángara que también contribuyó en ello, una vez que le pusieron en antecedentes de lo que se trataba, observaron simultáneamente: Ruiz de Apodaca la altura de la Luna, Lángara la de Aldebarán y Mazarredo midió mientras tanto, la distancia entre los dos astros.
Hicieron varias series de observaciones y las trabajaron seguidamente, resolviendo también los necesarios triángulos esféricos; en todo esto tardaron cuarenta y ocho horas y les dio una diferencia en longitud de dos grados al oeste con respecto a la estimada; enmendaron ésta y gracias a ello, a los pocos días, recalaban con toda exactitud en El Cabo.
Una vez fondeado en la bahía de la Tabla, adquirieron, en unos barcos de la Compañía Británica, los almanaques náuticos de los a los de 1.772 y 1.773; en ellos se daban las distancias lunares a las estrellas zodiacales cada tres horas del meridiano de Greenwich, y ya con este auxilio obtuvieron más fácilmente la longitud por observación, durante todo el viaje hasta Manila y a su regreso.
Muy joven sentó plaza de guardiamarina en el departamento de Cádiz. y en este empleo embarcó en el chambequín Andaluz, al mando del capitán de fragata don Francisco de Vera.
En este buque ya se distinguió en la mar, como antes lo había hecho en los estudios, pues en la noche del día trece de abril del año de 1.761, impidió que el buque se estrellase contra las Salinas de la Mata, “por sus acertadas disposiciones y por su firmeza en sostenerlas contra el dictamen de hombres prácticos en la mar, y por su osadía en embarcarse de noche en medio de un fuerte temporal en un pequeño bote, a recoger la lancha perdida y ver de salvar el buque, logró al menos sacar a salvo toda la tripulación de trescientos hombres” dice Fernández de Navarrete.
A los doce años de servicios, por el buen concepto en que le tenían sus superiores, fue nombrado ayudante de la mayoría del departamento de Cartagena.
En el año de 1.772, queriendo mejorar sus conocimientos e incrementar su práctica, pidió embarcar en la fragata Venus, que al mando de don Juan de Lángara, había de salir para las Filipinas. Ayudaba al comandante, llevando prolijo diario de navegación con todas las incidencias y observaciones.
No obstante lo detallado del diario, la situación se llevaba únicamente por estima, mejorada ésta tan sólo con la latitud observada por diferentes métodos usados en la época.
Mazarredo recordaba unas tablas que había visto en cierta ocasión, en el año de 1.767, en una gaceta británica y que no pudo adquirir en Gibraltar, a pesar de las diligencias que efectuó desde Cádiz.
Estando navegando el día trece de febrero, en una espléndida noche de luna, casi en cuarto creciente, pocos días antes de llegar a al cabo de Buena Esperanza, Mazarredo se fijó en lo bien que destacaban las estrella; la luna estaba cerca de Aldebarán.Tuvo de pronto la idea de que podía obtenerse la longitud por distancia de la Luna a una estrella.
Entre él, Ruiz de Apodaca que estaba de guardia y el comandante Lángara que también contribuyó en ello, una vez que le pusieron en antecedentes de lo que se trataba, observaron simultáneamente: Ruiz de Apodaca la altura de la Luna, Lángara la de Aldebarán y Mazarredo midió mientras tanto, la distancia entre los dos astros.
Hicieron varias series de observaciones y las trabajaron seguidamente, resolviendo también los necesarios triángulos esféricos; en todo esto tardaron cuarenta y ocho horas y les dio una diferencia en longitud de dos grados al oeste con respecto a la estimada; enmendaron ésta y gracias a ello, a los pocos días, recalaban con toda exactitud en El Cabo.
Una vez fondeado en la bahía de la Tabla, adquirieron, en unos barcos de la Compañía Británica, los almanaques náuticos de los a los de 1.772 y 1.773; en ellos se daban las distancias lunares a las estrellas zodiacales cada tres horas del meridiano de Greenwich, y ya con este auxilio obtuvieron más fácilmente la longitud por observación, durante todo el viaje hasta Manila y a su regreso.
LA MITAD DE LOS INCENDIOS DE BILBAO SON CONSECUENCIA DE ACTOS VANDALICOS
El concejal delegado de Seguridad Ciudadana en Bilbao, Eduardo Maiz, ha afirmado hoy que el 50% de los incendios en Bilbao vienen provocados por "actos vandálicos contra contenedores de basura y cartón", aunque "descienden sinificativamente" los producidos en edificios, que han pasado de 370 en 2005 a "previsiblemente" 300 en 2008. Según ha dicho, en 2005 se produjeron en la ciudad 1.037 incencios, mientras que en 2007, la cifra descendió a 982. La cuarta parte de estos fuegos se declaró en las viviendas y las tres cuartas partes restantes en locales comerciales, hosteleros y garajes.
El director de Protección Civil, Andoni Oleagordia, se ha felicitado por el descenso en el número de incendios en edificios, pero ha dicho que no se "deben lanzar las campanas al vuelo", dado que el descenso "no marca todavía una tendencia y hay casi un incendio por día". Por ello, para luchar contra los fuegos, el Instituto de Prevención, Salud y Medio Ambiente de la Fundación Mapfre, la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos -APTB-, los Bomberos del Ayuntamiento de Bilbao y los Servicios de Bomberos doce ciudades del Estado se han unido para promover la III Semana de la Prevención de Incendios, que en Bilbao se llevará a cabo del 6 al 10 de octubre y se centrará en la autoprotección de los escolares.
De este modo, los días 9 y 10 de octubre se realizarán varias charlas divulgativas de prevención ante incendios para 500 niños de entre los 10 y 12 años. El objetivo de esta Semana de la Prevención de Incendios es trasladar a los escolares conocimientos de autoprotección, dándoles pautas para que aprendan a reconocer los riesgos de incendio que tienen en sus casas, en sus hogares, en los comercios y en los lugares de ocio que frecuentan. En este sentido, la razón de celebrar la Semana de la Prevención en el último trimestre del año viene encaminada a coincidir con el comienzo del curso escolar, y serán los escolares los que centren nuestra atención este año como uno de los grupos de población más vulnerables.
Seguridad y concienciación
Durante el pasado año y con el objetivo de contribuir a la mejora de las condiciones de su seguridad y concienciación, la Dirección de Protección Civil del Área de Seguridad del Ayuntamiento de Bilbao, propuso varias actividades, entre las que cabe destacar el simulacro de incendio efectuado en el Colegio Público de Basurto, en el que participaron un total de 554 personas. Por este motivo, esta tercera edición de la Semana de la Prevención recalará de nuevo en los escolares. Los organizadores han indicado que el mejor público al que se pueden dirigir es el infantil, porque los menores son, junto con los ancianos, los más vulnerables a los incendios.
Según han dicho, además, los conocimientos que los niños adquieren en materia de prevención son "muy rentables", ya que además de incorporarlos en sus hábitos de comportamiento para el futuro, se convierten "en educadores y a su vez en censores de las actitudes de sus progenitores y demás familiares, consiguiendo un efecto multiplicador en la prevención de incendios".
Los actos de esta semana
En el programa de actos destaca el martes una jornada de seguridad en Centros Educativos, que se desarrollará de diez de la mañana a una de la tarde, centrado en "la importancia de las medidas de protección contra incendios en centros escolares".
Esta jornada, que tendrá lugar en las Aulas de la Escuela de Protección Civil y Bomberos, está dirigida a personal técnico de seguridad, profesores, directores de los centros escolares y tendrá como ponentes a representantes de la Dirección de Protección Civil del Ayuntamiento de Bilbao, de Osalan y del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Departamento de Educación del Gobierno vasco. El miércoles tendrá lugar en Bilborock a las once de la mañana una sesión de teatro infantil con la obra "Dos pillos y un bombero", de la compañía de Teatro Sin Fin.
Por último, jueves y viernes se desarrollarán en dos colegios de General Concha y Zorroza, sendas charlas divulgativas de prevención ante incendios para escolares con edades comprendidas entre los 10 y 12 años, con proyección de videos y coloquio. Los materiales para estas jornadas, que se harán llegar a todos los colegios, incluyen dos cuadernos sobre "prevención de incendios u otros riesgos, un CD interactivo y un tríptico para que los niños conozcan las pautas de evacuación en caso de incendio.
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