miércoles, 30 de abril de 2008

BAR CARABANCHEL


BANCO DE ESPAÑA


AYUNTAMIENTO


EL CASCO VIEJO (V)

En los años siguientes se intensifican las tendencias de la fase anterior.
Se incrementa el peso específico de la plaza-puerto y la necesidad de ganar nuevos espacios.
En 1463 se nombraban mayordomos que dirigiesen las obras de reparación de los muelles. Además, el puerto se individualizó mediante la construcción de unos muros que cerraban sus laterales, y en los que se abrían sendos portales: el de Ibeni, mencionado por vez primera en 1509, y el que estaba junto a la torre de Martín de Arbolancha. Este renovado espacio se prosiguió con la concentración de los servicios de la villa.

En las inmediaciones de la plaza, aunque ya extramuros, se levantaran otras construcciones de servicio.
Así, en Ibeni el hospital de los Santos Juanes pasó a sustituir desde 1477 al hospital viejo, situado en el Mercado Viejo. Se mantuvieron, sin embargo, otros pequeños hospitales, como el de San Lázaro, en el arrabal de San Nicolás, que existía al menos en 1445, o la "bastarda" (casilla de servicio) que en 1509 servía en Barrencalle para acoger algunos menesterosos.
A pocos metros estaba la alberca, que tomaba agua del manantial de Basondo.
Sólo uno de los servicios principales de la villa se mantuvo en el entorno de la iglesia: la cárcel. No sabemos si existía con anterioridad, pero en 1463 el concejo desalojó a Martín Saez de Oiquina de la "casa torre torrejon de sobre el portal de Çamudio" que era propiedad municipal y la convirtió en cárcel.

Pero Bilbao no sólo necesitaba dotarse de unos servicios adecuados a sus dimensiones. Bilbao necesitaba crecer.
Las siete calles apenas daban abasto para acoger la creciente población de la villa. Así, en 1463 se solicitaba autorización para "ensanchar la villa desde Sant Nicolas por la bega adelante". Y veinte años más tarde se repetía la petición, aunque esta vez el ensanche sería por las calles Santa María, Bidebarrieta y Correo (posiblemente entonces se abriría el portal de El Arenal). A partir de entonces el crecimiento fue intenso.
En 1496 se recordaba que se estaban haciendo casas en los arrabales de San Nicolás e Ibeni, siendo preciso ordenar que no se extrajera arena para hacer cal de el Arenal, San Nicolás e Ibeni, ya que el suelo de estos espacios "se dapnaba e astragaba".
En 1509 la Calle Nueva (Bidebarrieta) estaba configurada.
Intramuros también se apuraban los espacios libres. El Mercado Viejo era definitivamente absorbido, primero por el claustro de Santiago cuya construcción se iniciaría en la primera década del siglo XVI, y después por las casas allí levantadas al menos desde 1509, y que terminarían por convertirse en las irregulares manzanas que hoy se alzan entre la plazuela de Santiago y la calle Torre y entre las Calles Cruz y Cinturería.
Éste era el Bilbao que se abría al mundo moderno. La parte principal de la ciudad seguía dentro de las murallas, con casas apretadas dominadas por un buen número de torres, sin más espacio libre que la plazuela de Santiago. La iglesia, de hecho, estaba (y sigue estando) ahogada entre las casas.

Pero mientras el interior se saturaba la villa se abría cada vez más al exterior a través de unos arrabales y ensanches en constante crecimiento. El centro neurálgico de Bilbao era la plaza-mercado-puerto. Allí confluían las recuas de mulas que portaban la lana castellana con los barcos de todo origen y carga.
En la plaza se hacían los grandes intercambios, pero también los menudos, que ocupaban a las regatonas locales. Desde allí se dirigía la administración de la villa
Y a finales del siglo XV se derriban las murallas que rodeaban a las "Siete Calles" y la Villa comienza a ampliarse hacia un gran Arenal que llegaba hasta lo que es hoy la Plaza Nueva.