lunes, 28 de julio de 2008
BILBAO SIGLO XVIII (III)
En 1.765, se creó la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, siendo algunas de sus finalidades las de fomentar y apoyar la agricultura, la economía, las ciencias y las artes. Fue significativa su actuación en el análisis de la crisis económica que amenazó a la estructura económica vasca a partir de 1.780.
El 21 de enero de 1.793, la guillotina segaba la vida del rey francés Luis XVI. La España de Carlos IV se vería inmediatamente afectada por lo que estaba sucediendo en ese país vecino. No en vano, el rey español era también un Borbón.
Se declaró la guerra a la Convención nacional francesa (revolución francesa) y el País Vasco se vio afectado grandemente. Bilbao fue ocupado por las tropas convencionales francesas del general Moncey. La Paz de Basilea, firmada el 22 de julio de 1.795, ponía fin al conflicto.
Esta guerra supuso fuertes cargas para los vascos y para los bilbaínos, teniendo, también, incalculables consecuencias históricas, ya que, en plena contienda, quedaban delimitados los grupos sociales antagónicos, unos, por supuesto, claramente revolucionarios y simpatizantes de la Convención nacional francesa.
LA ALHONDIGA EMPIEZA A CUBRIRSE CON EL CARAVISTA DE STARCK
Falta ya poco más de un año para ver la espectacular transformación del viejo almacén de vino diseñado por Ricardo Bastida en 1909 en un innovador centro cultural y de ocio. Piscinas, libros, un gimnasio, un auditorio y hasta un balneario tendrán cabida en el interior vanguardista diseñado por el arquitecto francés para La Alhóndiga. En total, más de 40.000 metros cuadrados en pleno corazón bilbaíno para el disfrute de grandes, pequeños, estudiantes, deportistas, amantes de la lectura o para los que busquen la relajación en las aguas de un spá.
Un gran atrio central dará la bienvenida a los usuarios de Alhóndiga Bilbao, nombre con el que se ha bautizado el proyecto. En este patio las columnas serán las protagonistas; y es que 43 pilares serán los encargados de sustentar los tres edificios ideados por Starck. Del techo colgará una gran pantalla para la emisión de todo tipo de proyecciones. Aunque el diseñador francés ya ha dicho que espera que la imagen más proyectada sea la de un gran sol que “distribuya su calor entre los usuarios”. Otra curiosidad del futuro de La Alhóndiga son las piscinas. El suelo será transparente y los visitantes que pasen por el atrio podrán ver a la gente bañándose en el techo.La Alhóndiga ha protagonizado buena parte del discurso municipal de los últimos 20 años. Diferentes alcaldes -como Pilar Careaga, José María Gorordo, Josu Ortuondo e Iñaki Azkuna- han señalado al viejo depósito neoclásico como el proyecto estrella para el ensanche bilbaíno, de forma que el futuro del edificio ha variado con los años y las diferentes visiones de los gestores de la urbe. Pudo transformarse en un bloque de viviendas, en un ambicioso cubo de cristal que acogería al arte y la cultura, en un polideportivo, en un museo de arte contemporáneo e incluso en el futuro Palacio de Deportes.
Finalmente, el inmueble, declarado de interés cultural, se convertirá en un moderno centro cultural y de ocio con bibliotecas, salas de exposiciones, cines, gimnasios, piscinas, restaurantes, solarium, etc... Las obras, gestionadas por la sociedad Bilbao Ría 2000, dividirán La Alhóndiga en tres edificios, uno para cada uso: cultural, ocio y deportivo. Entre los tres sumarán 40.000 metros cuadrados, casi el doble de la superficie ocupada por el Museo Guggenheim. La regeneración de La Alhóndiga se ha producido en cuatro fases. Los primeros equipamientos -la sala de exposiciones, el cine, el gimnasio, la piscina o el solarium, entre ellos- abrirán sus puertas al público en junio de 2008 y un año más tarde las autoridades inaugurarán el complejo de forma oficial. Hasta entonces, los curiosos pueden asomarse por la zona de visionado habilitada en la fachada que mira hacia la calle Iparraguirre. Más allá de las impresionantes cifras que baraja el proyecto, la expectación del mismo reside en gran medida en la capacidad de fascinación de Starck, un diseñador acorde a la prestigiosa lista de arquitectos y urbanistas que desde hace años dibujan el presente y el futuro de Bilbao. "Quiero hacer algo formidable, lleno de energía, de entusiasmo. En definitiva, un edificio con la elegancia de la inteligencia y la belleza de la felicidad", resumió el francés en una de sus visitas a Bilbao.