miércoles, 16 de julio de 2008

PUENTE DE ISABEL II

CASA TORRE DE BUYA

BASILICA DE BEGOÑA

LA ENFERMERIA EN BILBAO (II)

De los “curadores de llagas” a los cirujanos romancistas y practicantes

La primera noticia que tenemos referente a un sanador que cobrase un salario de la Villa es la contratación de Margarita Sáez, quien fue asalariada por Bilbao el año 1513 para la curación de llagas a los pobres, con un sueldo de 4.000 maravedíes anuales (117, 6 reales). No es tan excepcional que se tratase de una mujer, pues, aunque los contados cirujanos vecinos de Bilbao que conocemos de fechas anteriores fueran varones, también otra vizcaína, María Ortiz de Guecho, ejerció su profesión en Mallorca y en Murcia; ciudad, esta última, que le concedió licencia para que “cure de fístolas, e lamparones e tiña en esta ciudad” en el año 1480.
Antes y después de Margarita, fueron numerosos los cirujanos romancistas que atendieron a la salud de los bilbaínos, oscilando su número alrededor de seis, pero se trataba de un ejercicio libre, sin contrato con el municipio. Debemos de suponer que la práctica de sangrías constituiría una faceta importante de su trabajo diario, aunque también atendían a traumatismos, fracturas, dislocaciones, heridas, enfermedades de la piel, etc.
A mediados del siglo XVIII apareció una figura que iba a tener una continuidad casi hasta nuestros días y que ofrece un interés especial: “El cirujano-platicante” del Hospital de los Santos Juanes en Achuri; plaza hospitalaria de cirujano romancista que sería el encargado de garantizar una asistencia de urgencia permanente en aquel Hospital, tanto para los enfermos ingresados en él, como para el vecindario de la Villa. Tenía obligación de residir en el propio hospital y no podía abandonarlo salvo en muy contadas ocasiones.
A comienzos del siglo XIX se duplicó esta figura a fin de que fuesen dos los cirujanos de “entrada” o de “puertas” y gozasen de una mayor libertad de movimientos. Con algunos vaivenes y distintas alternativas estos profesionales prestaron asistencia a los heridos y accidentados en la Villa hasta hace pocos años, primero en el Hospital de Achuri y luego en el de Basurto, hasta que la reforma hospitalaria llevada a cabo a partir del año 1985 suprimió las plazas de practicantes en el cuarto de socorro del Hospital.
En los años finales del siglo XIX el Ayuntamiento bilbaíno aumentó el número de practicantes de su plantilla, al crear nuevas casas de socorro y una plaza para la atención domiciliaria al padrón de la beneficencia; número que fue aumentando hasta que, en la década de 1950, eran ya dieciséis las plazas de practicante de casas y cuartos de socorro, siendo ocho las de distrito.
Si tenemos en cuenta que la Seguridad Social creó su servicio de urgencias en el año 1968, no parece exagerado afirmar que la asistencia a la población bilbaína, en lo que se refiere a cirugía menor, recayó en estos profesionales hasta que la creación del Servicio Vasco de Salud – Osakidetza, la extensión de la asistencia sanitaria a toda la población y el desarrollo de un servicio de urgencias de nuevo cuño, relevó al Ayuntamiento de esa competencia.
Cuando esto ocurrió, la corporación municipal decidió destinar a sus profesionales a otras funciones, entre las que destacaremos una que aún persiste y que constituye, en cierto modo, una línea de continuidad para esta rama de la profesión de enfermería: las ambulancias atendidas por diplomados en enfermería y dotadas de medios para el soporte vital avanzado.

EL AYUNTAMIENTO Y LA DIPUTACION REFUERZAN DESDE HOY LA SEGURIDAD VIAL EN BOLUETA

Serán dos nuevos semáforos, varias decenas de metros de valla protectora y una acera en una zona muy transitada y sensible. La Diputación y el Ayuntamiento de Bilbao refuerzan desde hoy la seguridad vial en Bolueta. Como ya adelantó el alcalde hace unos meses, será una actuación «sencilla», rápida y «con poco dinero», porque «no se necesitan grandes proyectos para dar respuesta a los problemas cotidianos de la gente».
Además de ser una encrucijada importante de caminos, el barrio se ve partido por la mitad por la ruidosa carretera general que une la capital vizcaína con Galdakao. Por este tramo de la N-634 circulan a diario una media de 33.455 vehículos, 2.509 de ellos son camiones, según los datos facilitados por la Diputación en el año 2006. En una suerte de estrechas aceras, viaductos y pabellones semi-industriales conviven viviendas y un sinfín de pequeños talleres mecánicos y concesionarios de turismos. El automóvil se hace omnipresente en Bolueta.
EL CORREO acompañó ayer a la concejala y presidenta del distrito, Nekane Alonso, y a la edil de Participación Ciudadana, Itziar Urtasun, en un recorrido por la zona. Ambas dieron a conocer las mejoras que las instituciones empiezan hoy mismo a poner en marcha.
Antes de iniciar el recorrido, Alonso deja claro que «todo lo que vamos a hacer está financiado por la Diputación y ha sido consensuado con los vecinos». Los residentes en el barrio comenzaron a movilizarse a finales del mes de marzo. Exigían un refuerzo de la seguridad vial. En su memoria estaba aún reciente el fallecimiento de un anciano de 88 años, que fue atropellado en un paso de cebra «casi borrado» por el paso del tiempo. En los últimos meses, el consejo de distrito ha trabajado para coordinar a los técnicos municipales y forales de cara a acelerar el proceso y poner en marcha las mejoras prometidas por el alcalde.
«La gente va muy rápido»
El paseo comienza al final de la calle Pintor Losada. «Aquí va el primer semáforo», explica la presidenta del distrito. «Su función: dar seguridad a los peatones, pero también nos servirá para ralentizar el tráfico rodado», asegura. «La verdad es que pasar ahora, tal y como está, resulta peligroso por la gran velocidad a la que circulan los vehículos», añade la concejal.
Las dos ediles continúan por la acera situada frente a la gasolinera. «Es que la gente va muy rápido, casi nadie respeta la velocidad», advierte Urtasun. «Es cierto», corrobora Alonso. El siguiente punto negro es la bajada de Sagarminaga, donde falleció atropellado el anciano. «Fijate como hacen caso omiso de la señal», le dice una corporativa a otra, después de que un 'Opel Corsa' se saltara el stop. «Éste es un lugar especialmente peligroso. Aquí va el otro semáforo», apunta Alonso.
Las mejoras continúan con la colocación de vallas para impedir que los peatones puedan cruzar por sitios inadecuados. «La verdad es que es difícil colocar las protecciones, porque hay muchos talleres que tienen vados autorizados y no se les puede cerrar», explican.
El siguiente punto importante de actuación será el tramo que enlaza el inicio de la cuesta que baja hacia el metro y el supermercado Eroski. Es un lugar muy transitado por los vecinos, muchos de ellos acarrean pesadas bolsas. La mayoría de las veces se ven obligados a salir a la carretera, porque los coches aparcados sobre una especie de acera discontinua impiden el paso. «Haremos una acera en condiciones», sostiene la presidenta del distrito.
Las primeras mejoras se completarán con medidas más costosas y complementarias, como la construcción de una rotonda y un aparcamiento en superficie de 150 plazas. Pero para que las obras de estas reformas más complejas echen a andar tendrá que pasar «al menos un año». Y la que parece la solución definitiva -al menos para reducir el tráfico-, la construcción de la Variante Este, todavía tendrá que esperar mucho más.