lunes, 14 de julio de 2008

EL AYUNTAMIENTO PROPONE A GERHY QUE CONSTRUYA UN SEGUNDO EDIFICIO EN MAZARREDO

Bilbao quiere un segundo edificio de Frank Gehry. Esta aspiración, que siempre ha estado ahí, empieza a concretarse en torno al número 22 de la Alameda Mazarredo, el actual albergue, aunque todavía no hay un acuerdo cerrado. El Ayuntamiento ha propuesto al autor del Guggenheim que ponga su firma al inmueble que se levantará en esta parcela, propiedad de Bilbao Ría 2000, y el arquitecto canadiense se ha mostrado «muy dispuesto», según ha confirmado el alcalde, Iñaki Azkuna. El proyecto depende ahora del éxito de las conversaciones con varias empresas que estarían interesadas en disponer de una sede emblemática en la ciudad.
Mazarredo 22 es el bloque con el que cuenta Ría 2000 para rematar la urbanización de Abandoibarra, ya muy avanzada aunque queda una parcela por libre. La Diputación vendió la antigua sede del Instituto Foral de Asistencia Social (IFAS) a la sociedad vascoestatal en 2004 por 4,8 millones de euros. En un principio la operación estaba ligada al traslado de las oficinas forales a la torre diseñada por César Pelli, pero tras su renuncia al rascacielos -ahora en construcción rebautizado como Torre Iberdrola- decidió mantener este compromiso.
Su destino inicial era la construcción de viviendas, que entonces era sinónimo de rentabilidad para las arcas públicas. El bloque ofrece unos 2.500 metros cuadrados de superficie total con vistas a Mazarredo y a Abandoibarra. Nunca se fijó una fecha para el inicio de las obras y el edificio acabó convirtiéndose en un albergue provisional mientras se situaba en la reserva. Las circunstancias han cambiado y Ría 2000 piensa ahora en destinar el nuevo inmueble a actividades económicas, quizá con un uso mixto que incluya una parte residencial. La sociedad prepara el pliego de condiciones que sentará las bases del proyecto, y que podría incluirse en el orden del día del próximo consejo. La reunión se celebrará este mes -se baraja de la fecha del día 24- y se está cerrando la relación de asuntos a tratar.
La carta de Areso
En este emplazamiento han confluido dos voluntades, la de Iñaki Azkuna y la del propio Gehry. Él ha dicho en varias ocasiones que la capital vizcaína es el sitio donde más le gustaría trabajar, incluso cuando el pasado mes de octubre, con motivo del décimo aniversario del Guggenheim, criticó abiertamente la urbanización de Abandoibarra, con un diseño al que a su juicio le falta carácter. El alcalde destacó entonces que Gehry «se ha ganado el derecho a decir lo que quiera porque ha hecho su mejor obra en Bilbao» y que, si pudiera, «no dudaría ni un minuto en encargarle un edificio».
Lo que está en el horizonte no es un equipamiento público -la Diputación no le ha propuesto el diseño del futuro Guggenheim de Urdaibai- sino de promoción privada, por lo que hace falta un tercer -y decisivo- protagonista. Antes de iniciar los contactos, el Ayuntamiento quiso confirmar la disposición del arquitecto, que ha diseñado en Abu Dhabi el primer museo contemporáneo de Oriente Medio. El teniente de alcalde, Ibon Areso, le envió una carta en nombre de Azkuna en la que le planteaba la iniciativa y aportaba algunos detalles. Areso mantiene una buena relación con Gehry porque fue, junto a Joseba Arregui y Juan Luis Laskurain, uno de los gestores designados por las instituciones para sacar adelante el proyecto Guggenheim.
El arquitecto ratificó su interés, lo que ha dado pie al inicio de los contactos. Todas las partes implicadas se muestran extremadamente discretas para no frustrar las negociaciones. El empeño está sobre la mesa, pero las empresas deben valorar si afrontan la inversión que implicaría su apuesta por una firma de prestigio internacional. «El oso está por cazar», explican de forma gráfica fuentes municipales. «Ha habido contactos, y se está haciendo alguna gestión para ver si esto se puede materializar». Si las negociaciones llegan a buen puerto, el encargo podría ser una realidad en ocho meses. A más largo plazo, también se ha pensado en Gehry como autor de alguno de los edificios públicos de Zorrozaurre. «A eso le podemos sacar chispas», concluye el alcalde.

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