lunes, 14 de julio de 2008

BILBAO EN EL SIGLO XVII (y V)

También se preocuparon de mejorar el acceso a la Meseta por Orduña. En 1.686, Consulado y Ayuntamiento bilbaínos colaborarían en dichas mejoras, empujados por el meteórico ascenso de la burguesía bilbaína a finales del siglo XVII.
Y en esta línea de recuperación y mejora, durante el último tercio del siglo que estamos estudiando, Bilbao se afana en acceder al pleno control del tráfico mercantil del Nervión. Así, a finales de siglo, el comercio sería el sector que dinamizaría la economía vizcaína, sustituyendo, en este papel, a la siderurgia.
El corolario fue la contundente reforma de las Ordenanzas Municipales de 1.699, disponiendo que ningún forastero ni extranjero pudiesen intervenir en el comercio bilbaíno. La iniciativa tuvo éxito, pese a que los extranjeros reaccionaron y fracasaron en su propósito.
Se consigue, con todo ello, el pleno control. Y los bilbaínos se convierten en los auténticos gerente económicos, nacionalizando el comercio.
En 1.654, se abrió un nuevo cauce de la ría, canalizándose por lo que hoy es el Campo de Volantín, y se formó la isla de Uribitarte. La función de esta obra era la de evitar nuevas inundaciones. La última tuvo lugar en 1.651. Los bilbaínos le llamaron Río de la Plata, porque, al parecer, costó un dineral.
En medio quedó la isleta que se explotó, ya en la segunda mitad del siglo XIX, como una especie de balneario local. En 1.858 se anunciaban en Bilbao los “Baños de agua salobre en Uribitarte”. Se ofrecía un servicio completo y las lanchas salían del Campo de Volantín. Esta isleta se cerraría en 1.870, formándose el muelle de Uribitarte.:
En 1.643 fue proclamado Patrón de la Villa el Apóstol Santiago, quien ya era tenido como patrón natural de la misma. El Papa Urbano VIII lo proclamó.
En 1.653 fue edificado el Matadero municipal en la actual calle Banco de España.
Em 1.680 se construyo un edificio adosado al templo de San Anton y en angulo recto a los arcos de la Ribera, en donde se instalo el Ayuntamiento de la Villa y el consulado demostrandose asi la estrecha colaboracion entre estas dos instituciones, que compartian la misma casa. Esta construccion facilito la formacion de la Plaza Vieja en esa zona de la Ribera de donde partian las famosas Siete Calles.

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