sábado, 12 de julio de 2008

BILBAO EN EL SIGLO XVII (III)

La primera algarada fue el 23 de septiembre de 1.631, durante la celebración de la Junta General de Guernica. Fue una celebración tumultuosa y las iras de los sectores afectados se dirigieron no sólo contra los representantes del rey, sino contra aquellos, los junteros, que habían permitido que se llegase a esa insultante situación. Tan exaltados estaban los ánimos aquel día, que hubo que posponer la sesión veinticuatro horas.
Es posible que aquella medida fuera peor, porque el 24 de septiembre se congregaron unos 1.500 vecinos que exigieron «que se hablase en vascuence para que todos entendiesen lo que se dijera» y «que no debían de ser Diputados los que vistiesen calzas negras, esto es, los que se sustentaban como caballeros, sino las personas sencillas». Obviamente, ante semejante presión popular, se suspendió la aplicación de la disposición real. Molesto y contrariado, el Corregidor se hizo cargo del asunto y se mostró totalmente decidido a implantar como fuera el estanco de la sal.
Esta fue la gota que colmó el vaso y el detonante inmediato de que llegase la sangre al río. Asi en Octubre de 1.632 y en Bilbao se dio muerte al procurador de la Audiencia del Corregidor. Campesinos, marinos, curtidores, sastres y demás miembros de múltiples oficios se movilizaron. Reclamaban a las autoridades municipales el levantamiento de todos los últimos impuestos aplicados. Las mujeres de los artesanos llamaban la atención de las esposas de las autoridades y les decían que «ahora sus maridos é hijos serían alcaldes y regidores, y no los traidores que vendían a la república». Esta presión dio sus frutos y los amotinados consiguieron que se bajasen los impuestos.
El tercero y último estallido del conflicto se produjo durante la Junta General de febrero de 1.633. Se congregaron en Guernica cerca de 2.000 marineros y campesinos armados con lanzas, pidiendo la sanción de 24 decretos. La última protesta se produjo en febrero de 1633. Unos 2.000 marineros y campesinos, armados hasta los dientes, se dieron cita en Gernika, en plena Junta General, para obligar a los junteros a que tomasen medidas favorables. No a los nuevos impuestos sobre el comercio, no a más pagos excesivamente gravosos empleados en la represión del bandolerismo y no a todos los impuestos y restricciones que se les venían aplicando de un tiempo a esa parte. Tan sólo una reivindicación hacía referencia al asunto de la sal, lo que indica hasta qué punto la cuestión de su estanco y aumento de precio no fue más que la chispa, la excusa que prendió los ánimos de la gente.
El conflicto cntinuo en 1.634 y el 24 de Mayo de este año eran detenidos los 6 responsables, juzgados sumariamente y ejecutados.

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