Estar a la sombra en las corridas de toros de la Semana Grande en Vista Alegre se ha convertido casi en una misión imposible. Hoy, el segundo día de venta de entradas fuera de los abonos, sólo quedan unas 11.000 localidades libres para los que quieran disfrutar lejos del sol de alguna de las nueve jornadas de los festejos taurinos más importantes de la villa. Unos asientos que, además, se encuentran únicamente en la zona de galerías, la más alta de la plaza y también la más barata. «A estas alturas ya no suelen quedar entradas buenas para sombra», se lamentaba Nicolás Pérez a mediodía de ayer. Este hombre trabaja en el servicio de aparcamiento de la plaza bilbaína y conoce de primera mano las filas que se suelen formar para hacerse con una de estas localidades: «Hasta con hamacas les he visto esperar». Una imagen que este año se repitió antes de que abrieran las taquillas -a las ocho y media de la mañana- y que dio paso a una jornada bastante tranquila. «La compra por Internet y mediante reserva telefónica ha hecho que durante el día venga menos gente a hacer cola, pero las ventas están siendo ligeramente superiores a las del año pasado», explicaba el personal de Vista Alegre.
Carlos Díez aseguraba también que la espera había sido menos larga que otros años. «Parece que esto va decayendo y, encima, los mejores sitios están cogidos de antemano por los abonos», se quejaba mientras guardaba una pequeña cola para conseguir un asiento de sombra. Este seguidor de Enrique Ponce se tomaba con filosofía tener que seguir la faena de su torero favorito al sol: «El tiempo nos suele respetar, aunque a mí me he tocado estar en la plaza hasta con lluvia». Las corridas del matador valenciano -el martes 19, junto a 'El Juli' y José María Manzanares, y el jueves 21, con 'Morante de la Puebla' y Sebastián Castella- han levantado gran expectación entre los aficionados. «Son para las que menos entradas quedan», constataban desde las taquillas de la plaza bilbaína.
«De las mejores»
También están los que no pueden renunciar a ningún día de la fiesta taurina. «Voy a venir a siete corridas» de las ocho que hay en cartel, anunciaba el extremeño Antonio Hernández, un jubilado que ha llegado a tomar un avión a Barcelona para ver la reaparición de José Tomás. Después de haber recorrido las ferias más prestigiosas del país, está en condiciones de asegurar que la de «Bilbao es una de las mejores». Más mirada es Conchi García, aficionada donde las haya, pero que no está dispuesta a tirar la casa por la ventana. «Las entradas son un poco caras porque con todo lo que se paga a los toreros...», advertía mientras esperaba para hacerse con dos localidades de sol y sombra para el jueves 21.
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