Bilbao adquirió en este siglo las características de una ciudad periferia, comerciante y burguesa, que va a hacer sentir su peso político y económico en España. Su comercio, apoyado en su industria, fundamentalmente de hierro, y su navegación, proporcionarán la riqueza y el poder necesario y, al mismo tiempo, será fuente de envidias y rencillas con la Tierra Llana.
Al auge de la Villa en este siglo, contribuirá, también, el cambio dinástico, con la llegada de los Borbones, quienes considerándose enemigos de ingleses y holandeses, anulan la competencia de éstos y consideran a Bilbao como puerto imprescindible para Francia, por lo que la burguesía bilbaína estaba en condiciones de imponer sus exigencias.
Sin embargo, Bilbao no renuncia al tráfico con Inglaterra y Holanda, tradicionales receptores del comercio bilbaíno, y, al mismo tiempo, exigirá contrapartidas comerciales a Francia por su apoyo, más o menos pasivo, en la guerra de Sucesión, a la muerte del rey Carlos II de la Casa de Austria. Bilbao consolidaría, por esas fechas, el monopolio del tráfico lanero del Cantábrico.
Se inician, también, relaciones con las colonias del Norte de América.
Por otra parte, el Consulado atravesaba una época de gran interés, acrecentándose, en las importaciones, el papel de Bilbao.
Una de las obras de mayor trascendencia política y económica, fue la construcción del camino de Burgos a Bilbao, por Pancorbo y Orduña, financiada por 3 entidades públicas: el Señorío de Vizcaya, la Villa de Bilbao y el Consulado. Las obras comenzaron en 1.764 y terminaron en 1.774. Fue una respuesta a las amenazas que se cernían sobre su tráfico mercantil, con la proyectada carretera Burgos-Santander por Reinosa.
El importante flujo mercantil decidirá la ampliación y mejora del Puerto de Bilbao en este siglo XVIII. Así, en 1.724, el Consulado revistió con muelles toda la margen izquierda de la ría en el término de Abando, para evitar los desprendimientos de terreno. En 1.734, se reconstruyeron los muelles de la embocadura de la ría, y, en 1.753, se comenzó a encauzar la ría entre Desierto-Erandio y Portugalete.
Pero el siglo XVIII no acabaría en la línea que hemos comentado. Así, en 1.780, aparecieron los primeros síntomas de agotamiento de la economía tradicional. Se inició una nueva crisis. Crisis agrícola al haber alcanzado su techo estructural. Crisis del comercio al caerse las exportaciones de lana y de hierro. Crisis de la industria, a partir de la crisis comercial, descendiendo la producción de las ferrerías vascas.
jueves, 24 de julio de 2008
BILBAO SIGLO XVIII (I)
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