Las obras necesarias superan con creces lo previsto. El edificio requiere una nueva estructura de hormigón y lo que en principio iba a ser una reparación parcial se transforma en un ambicioso proyecto global de restauración.
Durante los trabajos, el problema de conservación del edificio se ve agravado por las lluvias torrenciales de agosto de 1983. El Ayuntamiento decide iniciar el proceso de desalojo de los locales comerciales de la planta baja, que habían quedado completamente inundados.
Las obras fueron dirigidas por Francisco Hurtado de Saracho y plantearon una serie de cambios en la imagen del edificio. Se desalojo el primer piso donde se situaba el Club Náutico, que adoso a lafachada una balconada de hierro colado, y los demás locales de la planta baja.
Se recupero el interior con una decoracion de la poca y en la linea de la Opera de Paris. Se incorporó la nueva escalera central imperial. También desapareció la anteriormente citada balconada de hierro colado. Además, se colocó en el primer piso un busto del compositor que da nombre al Teatro: Juan Crisóstomo de Arriaga.
Las puertas del Teatro Arriaga se reabren el 5 de diciembre de 1986, la víspera, precisamente de la festividad de San Nicolás de Bari, a cuya Parroquia pertenece.
En la actualidad, el Teatro Arriaga es gestionado por una sociedad anónima, de capital enteramente municipal, que se constituyó el 3 de octubre de 1986.
En esta nueva etapa, su escenario ha contado con artistas y espectáculos de primera fila, ha contado con estrenos absolutos y ha abordado, incluso, la producción de montajes que han viajado a las escenas de diversos puntos del mundo.
domingo, 22 de junio de 2008
TEATRO ARRIAGA (y IV)
En 1924, la Sociedad Anónima Nuevo Teatro de Bilbao arrendó la explotación del Arriaga a la familia Diestro, que lo gestionó hasta 1963. En marzo de ese año, se arrienda a la empresa de espectáculos Trueba. En 1978, la Sociedad Nuevo Teatro se disolvió y la propiedad del Arriaga pasó a manos municipales. En las décadas que precedieron a este cambio, de vital importancia para la revitalización del local, su actividad se encontraba centrada en las proyecciones cinematográficas y las representaciones teatrales se habían relegado a un segundo plano. Apenas diez días después de que el Ayuntamiento comenzara a gestionar el centro, fue clausurado debido al mal estado en que estaba el edificio, que suponía un riesgo para los espectadores. Eran malos tiempos para emprender una remodelación y el Arriaga tiene que esperar a la llegada de la primera corporación democrática, en 1980, para que se aborden los trabajos de limpieza y reparación del edificio.
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