Un día después de que las inundaciones más graves que sufre Euskadi desde el fatídico agosto de 1983 anegaran Getxo y colocaran en situación de riesgo a un gran número de municipios situados junto a la desembocadura del Nervión, además de provocar un caos que dejó sin luz, agua y transporte a miles de personas,Vizcaya se despertó con una fuerte resaca, el intento de recuperar lo antes posible la normalidad y, sobre todo, el indisimulado malestar de una gran parte de la ciudadanía y de un buen número de instituciones indignadas con la actuación del Gobierno vasco.
Entienden que el Departamento de Interior no estuvo a la altura de las circunstancias al «fallar en sus previsiones» y demorar la implantación de los sistemas de emergencia que hubieran ayudado a paliar los cuantiosos daños ocasionados.
Sin embargo, portavoces de Interior, que desactivó ayer al mediodía el Plan de Emergencias, consideran que se ajustaron al protocolo vigente en «todo momento». Según el Ejecutivo autónomo, SOS Deiak comenzó a avisar, a partir de las siete de la tarde del pasado sábado, a los ayuntamientos y servicios de emergencia, mediante correos electrónicos, de la predicción de «lluvias intensas» para las siguientes 24 horas, con precipitaciones «iguales o superiores» a los sesenta litros. Pese al riesgo de «inundaciones», la emergencia decretada por el Gobierno autónomo se situó en el nivel más bajo de los tres existentes -fase 1-, lo que tranquilizó a instituciones como la Diputación, que optaron por mantener la calma y desistieron de completar planes alternativos de prevención. Portavoces forales insistieron ayer en que la Agencia Vasca de Meteorología tampoco les informó en «ningún momento» del riesgo de «alarma especial».
No obstante, siete horas después del anuncio de SOS Deiak, los cauces del Gobela, Barbadún, Ballonti, Asua, Cadagua y Nervión, a la altura de Basauri, comenzaron a desbordarse, como hacía tiempo que no lo hacían. Los cien litros de agua que llegaron a caer por metro cuadrado provocó que los ríos alcanzaran «su máximo nivel de caudal desde hace veinte años», según el departamento foral de Medio Ambiente.
«Se evitó la catástrofe»
En línea con las críticas del alcalde en funciones de Bilbao, Ibon Areso, que se quejó también de que nadie le avisó de lo que se le venía encima, por lo que no le quedó otra opción al Ayuntamiento «que improvisar», responsables del área de Hidrología de la Administración foral se congratularon, pese a todo, de que «la fortuna» se aliara con la capital vizcaína y evitara que se «revivieran las catastróficas inundaciones» de 1983 gracias a «una serie de coincidencias». Destacaron que la marea no fue muy alta -«una pleamar dos horas antes hubiera ocasionado serios problemas»-, que el «relativo bajo caudal» del Ibaizabal resultó «providencial» y que «dejó de llover» en el momento «más problemático», entre las tres y las cuatro de la tarde del pasado domingo.
Para esa hora, sin embargo, Getxo, la localidad más afectada por las inundaciones, vivía sumida en el más absoluto de los desastres con numerosos vehículos navegando entre las aguas, un sinfín de zonas del municipio incomunicadas y vecinos achicando garajes y viviendas. Aunque Interior destacó que en ningún momento se registraron «situaciones de riesgo de vida», setenta vecinos tuvieron que ser evacuados de sus domicilios en lanchas zodiac y ser realojados en una residencia municipal y dos hoteles.
Precisamente, el alcalde de Getxo, Imanol Landa, cuestionó la capacidad de respuesta de Interior y reconoció que el sistema de comunicación de alerta en el municipio, realizada a través de megafonía por los vehículos de la Policía local, resultó «insuficiente» debido a los «fallos» derivados de la «falta de información meteorológica». Esta situación mermó, a su juicio, la capacidad «de reacción y maniobra. Fue muy pequeña», recalcó el regidor, tras agradecer ayer «la cooperación, ayuda y solidaridad» de la Policía Municipal y de numerosos voluntarios de la Cruz Roja y la DYA. Miembros de esta entidad se quejaron de que nadie les avisó de la «gravedad» de la situación ni de la puesta en marcha de «ninguna alerta».
Tampoco los cuerpos policiales evitaron sus críticas hacia la actuación de SOS Deiak. El portavoz de la Asociación de Jefes de las Policías Municipales del País Vasco advirtió de que se fueron «enterando del empeoramiento de la situación por lo que veían en los telediarios» -«no es posible que con todos los avances tecnológicos que hay en la actualidad no se puedan prever precipitaciones tan grandes», dijo- y el Sindicato Vasco de Policía y Emergencias (SVPE) tildó de «vergonzoso» que Interior no llamara «a ningún ertzaina» para «actuar en las zonas afectadas. Los compañeros que fueron lo hicieron a título personal», lamentaron.
Rescataron a diversas personas. Retiraron obstáculos y vehículos de la calzada. Apagaron un incendio en un local comercial. Tuvieron que instalar motobombas pesadas en diversas calles y en el corredor de Uribe Costa, a la altura de Mimenaga
Achicaron agua en el parque de Artaza, en Leioa. En Barakaldo retiraron vehículos y achicaron agua de dos centros comerciales. En Ortuella, apagaron un fuego en una estación eléctrica. En Markina, Sopelana, Izurtza y Plentzia, entre otros municipios, atendieron problemas relacionados con desprendimientos. La DYA también se unió a las labores de rescate de los Bomberos
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