Según han recalcado, «el año pasado» elaboraron un dossier para evaluar las consecuencias que acarrearía abrir el canal para convertir la actual península de Zorrozaurre en una isla. Pero este informe, que dio el beneplácito a la operación, no incluía «los rellenos ni sus consecuencias, con lo cual es preceptivo elaborar un nuevo análisis o rehacer el actual, porque cualquier alteración en las márgenes del canal podrían variar el resultado y lo que antes valía, quizá ya no sirva», advierten fuentes de la Agencia Vasca del Agua, que destacan que ellos son quienes tienen la competencia de validar los análisis hidrológicos necesarios para acometer grandes actuaciones urbanísticas.
Garantizar la seguridad
Su celo en esta tarea es comprensible. En la mente de los profesionales de esta agencia que inició su andadura 'oficial' a principios de año, pero que es heredera de la Dirección de Aguas están aún muy presentes las inundaciones del 83, el mayor drama que ha vivido Bilbao en las últimas décadas. «Cualquier precaución es poca, en aquella ocasión hubo 35 fallecidos. Después de aquello, el Gobierno vasco se hizo con la competencia de controlar los cauces, que antes era del Ejecutivo central, y desde entonces se ha puesto todo el esfuerzo en garantizar la seguridad señalan las mismas fuentes. Por eso, ahora nuestro dictamen es preceptivo en proyectos importantes».
Así, la eliminación o colocación de puentes y otros obstáculos que puedan modificar el fluir del agua, el desvío de cauces y su ensanchamiento o reducción mediante rellenos, como en el caso del canal de Deusto, son algunas de las operaciones que no se pueden hacer sin su supervisión. «Es para que no haya consecuencias indeseadas que pongan en peligro a bienes y personas», matizan fuentes de la agencia, que, ante todo, quieren huir del alarmismo . «Simplemente, no queremos caer en errores del pasado ni dejar construir en zonas objeto de inundabilidad, porque luego hay problemas e incluso se tienen que derribar edificios», destacaron. Uno de los últimos ejemplos de construcciones abocadas a la piqueta por este motivo es el de unas viviendas de Iurreta «que se edificaron en el cauce del río».
Por su parte, la comisión gestora del plan de regeneración de Zorrozaurre, proyecto que engloba los rellenos, manifestó ayer que un estudio que encargó a una ingeniería privada el año pasado para comprobar los efectos de la apertura del canal sí contempla la dinámica del agua en caso de que el cauce se reduzca tras los rellenos «hasta una anchura de 75 metros». «Y se comprobó que el estrechamiento del canal no influía en nada», sostienen. En cuanto a la necesidad de que sea la Agencia Vasca del Agua la que determine si la operación es segura y no una empresa ajena al ámbito público, fuentes técnicas de la gestora enfatizaron que «trabajan mano a mano» con ellos y manifestaron su sorpresa de que el organismo dependiente del Gobierno vasco considere «incompletos» los análisis que se han hecho hasta ahora para evaluar el riesgo de inundabilidad. «Por ejemplo, próximamente trataremos conjuntamente el tema de la apertura de puentes que saldrán de la futura isla de Zorrozaurre», avanzaron.
En este sentido, Ibon Areso coincide plenamente con los postulados de la comisión gestora. Aunque afirma con modestia «que su conocimiento sobre estas cuestiones técnicas es somero», afirma que la lámina de agua frente a San Ignacio tendrá unas dimensiones que permitirían «desaguar sin problemas».
El afán del Ayuntamiento y de la comisión gestora -compuesta por el Consistorio, Gobierno vasco, Puerto y dos promotoras privadas- por tranquilizar a los vecinos de la zona con estas explicaciones no ha surtido demasiado efecto. La plataforma ciudadana que se opone al relleno sigue señalando la cuestión de la inundabilidad como uno de los «puntos negros» del plan. Asimismo, manifestaron ayer su inquietud por la colocación de unas boyas en la zona del relleno, así como por la presencia de un empleado que realizaba mediciones con un GPS en la franja que se pretende rellenar. La aparición de maquinaria en el enclave, junto con una dársena flotante, de las que se utilizan para realizar trabajos en láminas de agua, disparó también las alarmas sobre el comienzo inminente de los rellenos. Sin embargo, fuentes del Puerto desmintieron categóricamente que los trabajos fueran a empezar y atribuyeron estas maniobras a «actividades rutinarias de mantenimento» que no tienen nada que ver con el controvertido proyecto.
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