martes, 6 de mayo de 2008
EL CONSULADO DE BILBAO (II)
El afán comercial de nuestros antepasados conduce a que el 5 de mayo de 1.414, los franciscanos de Brujas cedieran una de sus capillas a los mercaderes vizcaí¬nos, dando lugar a la creación en 1.489 de la Casa de Contratación del Señorío de Bizkaia en Brujas, que constituyó desde ese momento un punto de apoyo importante de nuestro tráfico con el país flamenco, siendo la Casa de Bizkaia un verdadero Consulado a todos los efectos, Casa de Contratación y Bolsa a la que acudían los comerciantes y navegantes vizcaínos para resolver diferentes autorizaciones y tramitar sus permisos de tránsito y residencia. La Casa Consulado se mantuvo con diversas vicisitudes, hasta que desapareció físicamente en el Siglo XIX, quedando en dicha ciudad como recuerdo el nombre de Plaza de los Vizcaínos y el sello del Consulado en el que puede leerse «Hoc est sigilium nationis Bizkaine».
Nuestro comercio adquiere en esos siglos singularidad propia de la que son exponentes, el establecimiento de Aduanas terrestres en Balmaseda, Orduña, Pancorbo, Miranda y Vitoria, la creación en Cádiz del colegio de Mareantes del Señorío para la regulación de la navegación de nuestras flotas, el nacimiento de la Casa de Contratación en Bilbao y la concesión de distintos privilegios a la Nación Bizkaina por Castilla, Inglaterra y Francia y por los Duques de Borgoña y Condes de Flandes.
La gran aceleración que se produce a partir del Siglo XVI en la producción, con nuevas técnicas en industrias tradicionales y en las relaciones mercantiles entre los pueblos, fruto tanto del crecimiento del comercio y de la aplicación de nuevos sistemas, como del alumbramiento de nuevas nacionalidades y del fortalecimiento del poder de la Corona, provocó una cada vez mayor actuación reguladora de Instituciones seculares y de Autoridades Políticas, cuya más grande manifestación en el área que nos ocupa, por lo que al Señorío de Bizkaia respecta, fue la Carta de la Reina Doña Juana, Señora de Bizkaia, de 22 de junio de 1511, creando el Consulado, Casa de Contratación y Juzgado de los hombres de negocios, de mar y tierra y Universidad de Bilbao.
El Consulado de Bilbao, que vino a completar las funciones de los Gremios y Universidades de Mercaderes y Mareantes, nació también de la necesidad de que existiese un Tribunal que resolviese con prontitud y justicia los litigios pendientes.
El comercio ha descansado siempre en la agilidad, la eficacia y la honradez. La seriedad en los negocios y el respeto a la palabra dada han sido principios inmutables conservados entre los comerciantes vizcaínos a lo largo de los siglos y que han cimentado la prosperidad de nuestra tierra. «La verdad sabida y la buena fe guardada» ha sido el lema fundamental del Consulado y el que le dio su celebérrima fama.
Presidido por el Prior y dos Cónsules, este Tribunal Mercantil elaboró rápidamente sus leyes.
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1 comentario:
Muy interesante referencia. ¡Ignoraba mucho de lo que ahí se cuenta! Gracias por acercarnos esas historias: ¡sigue adelante!
Mikel
www.unescoeh.org/blog
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