miércoles, 28 de mayo de 2008

BASILICA DE BEGOÑA (II)

Sobre este templo rural iba a construirse, a lo largo del siglo XVI, una iglesia de estilo gótico, con planos trazados por el arquitecto Sancho Martínez de Arego y como maestro cantero, encargado de la obra, Juan de Uriona. Como dato curioso, esta nueva iglesia iba a construirse gracias a las limosnas de los fieles. La imagen de la Virgen se trasladaría a esta iglesia, a su Altar Mayor, el 14 de diciembre de 1.603.
La reina de Castilla Doña Juana, XXV Señora de Vizcaya juntamente con su esposo Don Felipe el Hermoso, dio la Real Provisión, a mediados de 1.511, para la nueva construcción. Pero surgieron algunos problemas entre Begoña y Bilbao sobre el nombramiento del mayordomo que administrase las citadas limosnas, en gran parte, de los bilbaínos. Dos años más tarde la Villa logró una Nueva Provisión para que las obras continuasen.
Hubo más problemas y las obras se prolongaron a lo largo del siglo XVI. Primero la nave central, la nave lateral izquierda y la torre; en 1.599 la nave lateral derecha y una parte del Coro, hasta el Altar Mayor; en 1.604 se construyen tres capillas junto al crucero y en 1.621, Martín Ibáñez de Zalbidea cierra la capilla del Coro y termina la Sacristía.
Durante la construcción, el entonces Obispo de Calahorra, a cuyo obispado pertenecía Vizcaya, nombrado en 1.545, tratando de encontrar colaboradores en la tarea espiritual, pensó en la Compañía de Jesús y escribió, personalmente, a San Ignacio, ofreciéndole la Iglesia de Begoña a su Compañía. Esto permitió que, en 1.552, San Francisco de Borja visitara Bilbao. Finalmente el intento no salió adelante.
Se trata de un templo basilical de 3 naves, sin crucero, cubiertas con bóveda de crucería dentro del siglo XVII, sobre diez robustos pilares cilíndricos. Tiene también 3 accesos: el principal centrado a la nave mayor y los otros 2 son laterales. A lo largo del siglo que duraron las obras, varió algo el rumbo unitario del estilo gótico, ya que, a mediados del siglo XVI, la portada principal se formula como un magnífico arco de triunfo manierista, que recuerda mucho a las obras castellanas de Gil de Hontañón, que empezó la catedral de Salamanca. Lo demás guarda el estilo unitario gótico referido, aunque el Coro deja ver el talante clasicista de su tracista.

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