miércoles, 4 de junio de 2008

CALLE CORREO


AYUNTAMIENTO

PASEO POR RL PAGASARRI

HOSPITAL DE ATXURI (IV)

El gobierno del hospital correspondía a la corporación bilbaína, al que un acuerdo tomado el 23 de enero de 1499 obligaba:

“.. para que los pobres e los enfermos que estan en el ospital nuevo de los vienaventurados San Juan Bautista e Evangelista desta dicha villa sean mayor seruidos e regidos e governados e alinpiados, que, de oy día en adelante, todos los dias de los sabados en cada semana, ovyesen de ir e duesen dos presonas del dicho regimiento en esta villa”

La ordenanza del año 1593 imponía al regimiento la obligación de visitar los Hospitales de San Lázaro y de los Santos Juanes una vez al mes. Además, uno de sus diputados debía de realizar una visita semanal, cada viernes, para observar si los pobres y enfermos eran atendidos debidamente, además de comprobar que se cumplían las normas de admisión y no se había admitido el ingreso en calidad de pobre de alguna persona que contasen con recursos económicos, ni el de aquellas no avecindadas en la Villa si ello era en detrimento de los pobres bilbaínos.
La ordenanza penaba el incumplimiento de esta obligación con una multa de mil maravedíes, cantidad elevada, que equivalía al salario mensual de un artesano.
El Ayuntamiento bilbaíno designaba una persona encargada de la dirección del hospital, que recibía indistintamente los nombres de manobrero, administrador o mayordomo. También una “señora”, llamada a veces administradora, encargada del gobierno doméstico.
Con excepción del manobrero, ya citado, de los médicos municipales que se encargaban de la visita a los enfermos y del capellán, quien en 1515 tenía asignado una salario de dos ducados, es muy poco lo que sabemos del personal que prestaba servicio en esta primera etapa del hospital.

LA DIPUTACION AYUDARA CON EXENCIONES FISCALES A LOS AFECTADOS POR LAS INUNDACIONES

«No vamos a escatimar en recursos». José Luis Bilbao se expresó ayer con esta rotundidad a la hora de referirse a las medidas «excepcionales» que la Diputación de Vizcaya va a poner en marcha para tratar de «paliar» las pérdidas económicas ocasionadas por las inundaciones del pasado domingo. Rodeado de una gran expectación, el máximo responsable foral pasó de puntillas por la polémica suscitada en torno la falta de previsión del Gobierno vasco ante las intensas precipitaciones del fin de semana -«no es momento de andar a pedradas», explicó- y, después de insistir en que «nadie alertó» a los Bomberos ni a los servicios de mantenimiento de carreteras, prefirió centrar su intervención en detallar las actuaciones que la institución vizcaína ha elaborado para tratar de superar los daños ocasionados, tanto en el ámbito público como el privado, por esta «desgracia natural».
El diputado general explicó que los ayuntamientos aún continúan evaluando los desperfectos ocasionados por la riada y que, por este motivo, las instituciones aún no disponen de una previsión aproximada de los daños. Sin embargo, recalcó que los afectados se pueden contar por «miles» y, en este sentido, anunció una serie de iniciativas económicas que, previsiblemente, se aprobarán en el próximo Consejo de Gobierno de la institución foral, que tendrá lugar el martes de la semana que viene.
Acompañado por el diputado de Medio Ambiente, Iosu Madariaga, y el responsable de Administración Pública y Relaciones Municipales, Patxi Sierra-Sesumaga, José Luis Bilbao informó de que las ayudas de la Diputación se encauzarán en dos vertientes. Por un lado, el organismo foral ha preparado un paquete de medidas fiscales para «paliar, que no compensar», las pérdidas sufridas por «muchas familias y negocios» vizcaínos.
Estas iniciativas consistirán, a grandes rasgos, en la exención y en el aplazamiento de distintos impuestos o deudas tributarias a los que, en principio, deberían hacer frente los afectados por las inundaciones «más graves de los últimos años».
En concreto, los damnificados se podrán beneficiar de la exención de la cuota del impuesto de Bienes Inmuebles en la declaración de la renta de 2008, tanto en el ámbito rural como en el úrbano, o del pago de algunos impuestos sobre actividades económicas a los comercios, negocios y empresas afectadas.
El diputado general adelantó en este contexto que compensará a los ayuntamientos que se vean perjudicados por la disminución de ingresos que sufrirán sus arcas al no recaudar el impuesto de Bienes Inmuebles, cuya gestión y recaudación corresponde a los consistorios, y animó a los ciudadanos a que se pongan en contacto con sus respectivos consistorios.
Recursos movilizados
Respecto a los daños ocasionados en los bienes públicos, Bilbao adquirió un compromiso de forma solemne: la Diputación subvencionará hasta el 90% de los gastos generados por la reparación de los desperfectos provocados por las inundaciones en las localidades vizcaínas.
En principio, las ayudas extraordinarias a los municipios alcanzarán los 30 millones de euros. Un montante económico que podría ampliarse en caso de necesidad y que, encuadrado en el programa de imprevistos de la Dirección de Relaciones Municipales, se destinará básicamente a recuperar caminos rurales, pistas, carreteras e infraestructura rural básica, así como equipamientos comunitarios e infraestructuras urbanas.
Por lo demás, Bilbao insistió en que «nadie» avisó a la Diputación durante la tarde del sábado del peligro que se avecinaba. La máxima autoridad de la institución explicó que, no obstante, una vez que conocieron la gravedad de las precipitaciones, dispusieron «cuantos servicios y dotaciones» tenían disponibles. En concreto, anunció que movilizaron 250 personas, entre bomberos, retenes de mantenimiento de Obras Públicas, trabajadores del servicio de Hidrología del departamento de Medio Ambiente y medios técnicos y humanos de las empresas públicas Basalan y Garbiker. A todos ellos, les expresó su «agradecimiento sincero» por su comportamiento durante los peores momentos.
En este sentido, el diputado general destacó la importancia de las obras hidráulicas realizadas desde 1983 y animó a las administraciones vascas a «continuar con las inversiones» para mejorar y adecuar el cauce de los ríos.